2009/08/02

Restauración de Pintura

Francisco de Goya responde por carta fechada en 1801 a la consulta que se le hace sobre la restauración de unas pinturas, tras visitar el taller del pintor que la realiza:
"(...) No puedo ponderar a Vuestra Excelencia la disonancia que me causó el cotejo de las partes retocadas con las que no estaban, pues en aquéllas se había desaparecido y destruído enteramente el brío de los pinceles y la maestría de delicados y sabios toques del original que se conservaban en éstos; con mi franqueza natural, animada del sentimiento, no le oculté lo mal que me parecía. A continuación se me mostraron otros, y todos igualmente deteriorados y corrompidos a los ojos de los profesores y de los verdaderos inteligentes, porque además de ser constante que cuanto más se toquen las pinturas con pretexto de su conservación más se destruyen, y que aun los mismos autores reviviendo ahora, no podrían retocarlas perfectamente a causa del tono rancio de colores que les da el tiempo, que es también quien pinta, según máxima y observación de los sabios, no es fácil retener el intento instantáneo y pasajero de la fantasía y el acorde y concierto que se propuso en la primera ejecución, para que dejen de resentirse los retoques de la variación. Y si esto se cree indispensable en un artista consumado, ¿qué ha de suceder cuando lo emprende el que carece de sólidos principios? (...)"

La restauración de pinturas utiliza hoy en día técnicas de análisis muy precisas, como puede verse en ésta presentación que publica The Wall Street Journal, del cuadro "Madonna con niño" de Boltraffio.



Las palabras de Goya siguen siendo vigentes, porque tras la sofisticada tecnología sigue estando la intervención de un pintor restaurador que va a pintar sobre los trazos de otro, siglos después de aquél instante de invención y fantasía de la pincelada original. Parece que Goya asumía que el tiempo también pinta, al modificar con su paso el tono de los colores.

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