2014/06/03

On a besoin de tous les couleurs pour faire un monde

Es un refrán francés que explica con claridad lo que toda persona debe saber: Para crear el mundo hacen falta todos los colores.
Al pintar seleccionamos colores entre todos los posibles. Cada pintor suele trabajar con unos colores determinados. Es lo que se llama la paleta del pintor, es su gama cromática. Son muy conocidas la época azul y la época rosa de Picasso. En cada una de esas etapas Picasso creó sus obras con una paleta en la que predominaban los azules o bien los rosas.

obrazek_picasso



Como se ve en estos ejemplos, pintar un cuadro es crear un mundo. En los límites de la tela, seleccionamos unos colores. Con ellos explicamos un mundo, y decidimos armonizarlos o bien contrastarlos. Una paleta de colores limitados es fácil de armonizar, es decir, nos resultará agradable a la vista, como puede resultar agradable al oído la melodía de una canción.
El mundo que está fuera de la tela está construido con todos los colores posibles. Y eso nos permite ver montañas nevadas blancas y noches estrelladas negras; mares azules o verdes y prados rojos, amarillos o violetas, y vestidos dorados o coches grises. Toda esa belleza posible está delante de nuestra vista solo con mirar. Aunque a veces nos resulta abrumador y por eso hacemos lo mismo que hizo Picasso, cuando queremos que nuestro mundo sea sobre todo azul o sobre todo rosa.

Para hacer el mundo, hacen falta todos los colores:





2014/05/03

Topografía de las lágrimas. Rose-Lynn Fisher

Fotografía de una lágrima, producida en un momento de euforia, tomada en un microscopio.
Fotografía de una lágrima que surgió al rememorar.

Tal como vemos en estas fotografías, los dibujos que forman estas dos lágrimas son muy diferentes. 

Rose-Lynn Fisher ha realizado el estudio "Topografía de las lágrimas", para el que ha fotografiado 100 lágrimas en un microscopio óptico. Inició el proyecto en un período de cambios personales, de pérdidas y muchas lágrimas. Un día se preguntó si sus lágrimas de duelo se diferenciarían de sus lágrimas de felicidad, y empezó a explorarlas de cerca. Años después, esta serie se compone de una gran variedad de lágrimas propias y de otros, que se originan desde la euforia a las cebollas, la tristeza, la frustración, el rechazo, la resolución, la risa, y muchas más, en las que cada una de ellas contiene una pequeña historia.

Lágrima surgida por un cambio.

Lágrima de duelo.

Lágrima producida por cortar cebolla.

Lágrima de alivio.

Rose-Lynn Fisher explica así su proyecto:
"Las formas aleatorias que veo en las lágrimas aumentadas, a menudo parecen evocar un lugar, como si fueran vistas aéreas de un territorio emocional. Aunque la naturaleza física de las lágrimas es una combinación química de agua, proteínas, minerales, hormonas, anticuerpos y enzimas, la topografía de las lágrimas es un paisaje momentáneo, efímero como la huella dactilar de alguien en un sueño. Esta serie es como un atlas efímero."

"Revisando las vistas microscópicas, me maravillo por las similitudes entre los ámbitos micro y macro, por cómo los patrones de la naturaleza parecen tan constantes, a cualquier escala. Las marcas de erosión grabadas en el suelo a lo largo de millones de años pueden ser muy similares a los diseños ramificados cristalinos de una lágrima que tardó menos de un minuto en evaporarse."

"Las lágrimas son la expresión de nuestro lenguaje más primario en momentos tan implacables como la muerte, tan básicos como el hambre, y tan complejos como un rito de iniciación. Son la evidencia de nuestra vida interior cuando traspasa los límites desbordando hacia la consciencia. Sin necesidad de palabras y espontáneas, nos ofrecen la posibilidad de recuperarnos, de reencontrarnos, de alcanzar una catarsis: derramar lágrimas, mudar de piel. Es como si cada una de nuestras lágrimas llevase en sí un microcosmos de la experiencia colectiva humana, como una gota de un océano."

Nuestro cuerpo está formado en un alto porcentaje por agua. Nuestro planeta está formado también en un alto porcentaje por agua, hasta el punto de que hay quien se sorprende de que se le llame Tierra. Rose-Lynn Fisher ha observado las lágrimas, donde ha encontrado cómo relacionar nuestro cuerpo con nuestro planeta, a través de la similitud en los dibujos que genera el agua, cuando nos fijamos en las figuras y formas creadas con líneas.


Fotografías: Rose-Lynn Fisher



2013/04/16

Mi viaje hacia un mundo recién visible, por John Berger


Diario posterior a una operación de cataratas

Catarata, del griego "kataraktes", significa cascada grande de agua o compuerta, rastrillo de puerta de muralla, una obstrucción que cae desde arriba. Compuerta extirpada delante del ojo izquierdo. En el derecho, la catarata sigue. 

Juego, mirando un objeto y cerrando después, primero el ojo izquierdo, luego el derecho. Las dos visiones son nítidamente distintas. Definir la(s) diferencia(s).

Con el ojo derecho solo, todo parece gastado, con el ojo izquierdo solo, todo parece nuevo. No me refiero a que el objeto mirado cambia su vejez evidente; sus signos de vejez o juventud relativa siguen siendo los mismos. Lo que cambia es la luz que cae sobre el objeto y que éste refleja. Es la luz lo que se renueva o –al disminuir – envejece. 

La luz que hace posible la vida y lo visible. Tal vez aquí toquemos la metafísica de la luz (Viajar a la velocidad de la luz significa dejar atrás la dimensión temporal). Al caer, no importa sobre qué, la luz otorga una cualidad de "primeridad" que lo vuelve prístino aunque en realidad puede ser una montaña o un mar de equis millones de años. La luz existe como un continuo comienzo interminable. La oscuridad, en cambio, no es, como suele suponerse, una finalidad sino un preludio. Es lo que me dice mi ojo izquierdo que apenas puede distinguir los contornos todavía.

El color que volvió en un grado imprevisto es el azul. (El azul y el violeta con sus ondas cortas son desviados por la opacidad de la catarata.) No sólo los azules puros, también los azules que intervienen en otros colores. Los azules en ciertos verdes, en ciertos morados y magentas y en ciertos grises. Como si el cielo recordara su cita con los otros colores de la tierra.

Todos estos azules jugando con la luz crean el resplandor de la plata o el estaño. Un resplandor que no tiene nada que ver con el brillo sedado del oro o el cobre.

La plata es rápida –basta ver el mercurio. El resplandor plateado de los peces, del chorro de agua, de la luz del sol en las hojas. Para mi ojo izquierdo, las noches son ahora más oscuras debido al contraste más intenso con el resplandor de los días. El azul es también el color de la profundidad y la distancia.

Otra diferencia entre la visión de uno y otro ojo tiene que ver con la distancia. La compuerta se cierra. Con mi ojo izquierdo puedo salir y la distancia aumenta de dos maneras. Veo más lejos y, simultáneamente, toda medida de distancia se alarga: un kilómetro se vuelve más largo, como lo hace un centímetro. Me vuelvo más consciente del aire, del espacio, entre las cosas, porque ese espacio está lleno de luz como un vaso puede estar lleno de agua. Con cataratas, esté uno donde esté, siempre está, en cierto sentido, ¡adentro! Debido a mi mayor percepción del espacio, mi sentido de lo lateral –de lo que está pasando de izquierda a derecha, de lo que es paralelo al horizonte– es mayor. Soy más consciente de lo que está pasando frente a mí, distinto de lo que está dirigido a mí. Si la distancia se alarga, la anchura, a su vez, se ensancha.

Cada par de ojos inevitablemente debe cargar con su propio horizonte. Pero este sentido ampliado de anchura y de lo lateral lo estimula a uno a imaginar (como ocurre en la infancia) una multitud de horizontes alternativos. La compuerta cayó desde arriba. Los horizontes se extienden en todas direcciones. Detrás de mi ojo derecho cuelga una arpillera; detrás de mi ojo izquierdo hay un espejo. Por supuesto no veo ni la arpillera ni el espejo. Sin embargo, lo que miro refleja ostentosamente su diferencia. Ante la arpillera, lo invisible permanece indiferente; ante el espejo comienza a jugar.

30 de mayo. 


Bajo todos los criterios posibles, un cielo excepcionalmente azul en París. Alzo los ojos hacia un abeto y tengo la impresión de que los pequeños fragmentos fractales del cielo, que veo entre las masas de agujas de pino, son las flores azules de los árboles del color de las espuelas de caballero. El mercurio de la luz ahora se vuelve opalescente y perlado. Pero no disminuye para nada la cualidad de "primeridad" que otorga la luz. Como si la luz y lo iluminado llegaran al mismísimo instante. (¿No es ése acaso el secreto de la visibilidad?)

Mañana se cumplirán tres semanas de la operación. Si trato de resumir la experiencia transformada de mirar, diría que es como encontrarse de golpe en una escena pintada por Vermeer. Por ejemplo: Doncella vertiendo leche (Rijksmuseum, Amsterdam). Miramos esos objetos y el pan en la mesa donde está el recipiente en el cual la doncella vuelca la leche de un jarro, y la superficie de todo lo que miramos está cubierta por un velo de luz, gotas de luz de la primera mañana.




Más apuntes después de la operación de mi ojo derecho (26 de marzo de 2010), cuya catarata era más rígida y opaca.


Esta vez, la creciente (sensación) de luz es menos específica y más generalizada. No es tanto que las cosas parezcan mejor iluminadas, sino más bien que soy agudamente consciente de que todo está rodeado de luz. El elemento de aire devino elemento de luz. Como los peces viven y nadan en agua: nosotros vivimos y nos movemos a través de la luz.

La luz ubicua recién descubierta es serena y silenciosa; las sombras y la oscuridad son ruidosas. La luz apoya su mano en mi espalda. No me giro porque desde hace mucho, mucho tiempo, reconozco su tacto. Es lo que primero vimos y nunca nombramos.

La eliminación de las cataratas es comparable a la eliminación de una forma particular de olvido. Los ojos comienzan a re-memorar primeros momentos. Y en ese sentido, lo que experimentan después de la intervención es una suerte de renacimiento visual. El papel blanco en el que estoy escribiendo hoy (2 días después de la operación) es más blanco que todo lo que me había acostumbrado a ver. Vuelvo a la cocina de mi madre en mi infancia: había blancos comparables sobre la mesa, en la pileta o en las estanterías. Y aquellos blancos del papel y la porcelana y el esmalte contenían una promesa que este papel blanco hoy rememora.


Aclaremos las implicaciones de lo que digo. Obviamente, a lo largo de muchas décadas después de mi infancia he visto hojas de papel blanco tan blancas como ésta. Pero poco a poco la blancura se atenuó sin que yo lo notara. Por consiguiente, lo que yo llamaba papel blanco, cambió, se volvió más tenue. Y lo que está ocurriendo esta tarde es que no me doy cuenta de esto con mi inteligencia, sino que la blancura del papel se precipita a mis ojos y mis ojos abrazan la blancura como un viejo amigo perdido.

Escribo sobre el papel con tinta negra. Y los negros (diferentes de los grises oscuros, los azules oscuros o los verdes o las sombras) han adquirido más peso, son más pesados. Otros colores destellan o se retraen o penetran pero los negros parece que hubieran sido depositados. Colocados encima. Y esto se relaciona con su peso. El negro de una sustancia natural –como el ébano, la obsidiana o la cromita– nunca es negro puro; otros colores se ocultan en su interior. Los negros aplicados son todos hechos por el hombre.

Antes de la operación, hice un dibujo en colores de una flor –un pensamiento azul. Lo hice de ese modo con la idea de hacer otro dibujo de la misma flor después de la operación.

Ninguno de los dibujos es una copia. Ambos son, por supuesto, interpretaciones de lo que veo. No surgieron directos de las retinas de mis ojos. De todos modos constato que la diferencia entre ellos es similar a la diferencia entre lo que percibía antes y después de la extirpación de la catarata.

Cuando los comparo ahora es como si en el primer dibujo yo hubiera registrado fielmente una secuencia de notas musicales sin ser capaz de oír las vibraciones de sus sonidos físicos. En el segundo dibujo, las vibraciones de esas notas estaban ante mis ojos.

La estructura y la forma de la flor no cambiaron, como tampoco la lógica botánica de su colorido. Lo que cambió es la intimidad de su colorido. Sus colores se desnudaron ante mis ojos.

Después de esta operación, a diferencia de la primera, el ojo curado, una o dos horas después de la intervención, empezó a dolerme y el dolor continuó aproximadamente un día. Con calmantes suaves era muy tolerable. El paso por ese pequeño dolor fue inseparable de mi viaje hacia un mundo recién visible. Salí del dolor al umbral de una nueva visibilidad.

Una intervención quirúrgica para extirpar las cataratas devuelve a los ojos buena parte de su talento perdido. Talento, no obstante, implica invariablemente cierta cantidad de esfuerzo y resistencia como también gracia y beneficio. Y por esa razón la nueva visibilidad representó para mí no sólo un don sino un logro. Principalmente, el logro de los médicos y las enfermeras que realizaron la intervención y también, en grado un poco menor, el logro de mi cuerpo. 
El dolor me hizo tomar conciencia de eso.

Al abrir un diccionario y consultarlo, volvemos a descubrir o descubrimos por primera vez, la precisión de una palabra. La precisión de lo que denota, pero también el lugar preciso de la palabra en la diversidad del lenguaje.

Con las dos cataratas eliminadas, lo que veo con mis ojos es ahora como un diccionario que puedo consultar sobre la precisión de las cosas. La cosa en sí, y también su lugar entre otras cosas.

Soy mucho más consciente de la escala comparativa: lo pequeño se vuelve más pequeño, lo grande más grande, lo inmenso más inmenso. Y lo mismo sucede, no sólo con las cosas, sino con los espacios. Lo pequeño se vuelve más íntimo, lo grande más amplio. Y es porque los detalles –el gris exacto del cielo en determinada dirección, la forma en que un nudillo se arruga cuando una mano está relajada, la ladera de un campo verde a un lado distante de una casa– esos detalles reasumen una significación olvidada.

Regresó, maravillosamente, la heterogeneidad ordinaria de lo existente. Y los dos ojos, eliminadas las compuertas, una y otra vez, registran sorpresa.


Traducción de Cristina Sardoy.
© John Berger y Clarín, 2010.


web de Ñ: Texto publicado en Ñ 
John Berger, el prestigioso novelista, crítico y artista plástico inglés, autor de "Mirar" y "Modos de ver", entre otros, ofrece en exclusiva para Ñ el diario posterior a una operación de cataratas en el ojo izquierdo que le otorgó, en la madurez, un nuevo sentido de las distancias, los tamaños, las formas y los colores.


John Berger

Rijksmuseum

2012/10/31

Expo "Barcelona, silencio y arrebato"









Durante la exposición, se proyectaron videos seleccionados de Jesús Olmo
web de Jesús Olmo

Se programó un recital de música clásica, para piano y violín, con la joven violinista Andrea Santiago y pianista.


2012/06/19

2600 cuadros... en 1




El pintor Jason Mitcham centra su visión en todos esos no-lugares que están en todas partes. No-lugares que se urbanizan, se habitan y se degradan, en un ciclo vital sin pasado ni futuro. 
Para realizar esta animación de la canción "Head full of doubt/Road full of promise" de los Avett brothers, fotografió cada pequeño cambio que realizaba en el cuadro: 2.600 cuadros en 1.




En este video explica cómo se hizo:


web de Jason Mitcham

2012/06/14

Dibujo mural


Durante la semana entre Navidad 2011 y Fin de Año, el artista Todd Fuller estuvo de 11 a 17 h dibujando en una pared de la Galeria Back to Back, en Newcastle, Australia. Fotografió cada dibujo conforme los iba haciendo para obtener una animación, como vemos en este video del proceso.


El video para "One and Only", canción de Abby Smith, es la animación obtenida a partir de los dibujos murales:



Todd Fuller es escultor y sus obras pueden verse en la web de la Galeria Brenda May:



2012/02/12

Joie: Pina Bausch, Klimt.

Der Fensterputzer, Foto: Detlef Erler para Tanztheater Wuppertal


Nelken, Foto: Ulli Weiss para Tanztheater Wuppertal

Des amis, un flacon de vin, du loisir,
un livre, un coin parmi les fleurs...
Je n'échangerai pas cette joie pour un monde,
présent ou à venir. 
Chams al-Dîn Muhammad Hâfiz



Campo de amapolas (1907) - Gustav Klimt (1862/1918)

Jardín. Gustav Klimt (1862/1918)
web Pina Bausch, bailarina y coreógrafa.
web Gustav Klimt, pintor.








2012/02/03

Plato del Día es Arte a la carta en la Galeria ARTlinavalero: Jesús Olmo, video.

La Galería ARTlinavalero de Barcelona, ofrece el Plato del día. Hasta el 21 de marzo, cada día puede verse en loop un video diferente de Jesús Olmo
El día que fui, después de ver la pieza 3929 me quedé con ganas de ver más belleza, así que Lina me ofreció un segundo Plato del Día suculento, la pieza titulada 0124.


El excelente video de Jesús Olmo tiene sorpresa que no voy a desvelar. Aunque nada de lo que explique puede equivaler a contemplar esos cinco minutos de imágenes metafísicas en el recogimiento de esta sala pequeña, blanca y desnuda como una capilla privada, con la música de la pieza.


Con este encuadre donde una masa esponjosa de agua, con forma de nube pintada por Tiépolo, ocupa el cielo y con esa luz del crepúsculo que lleva a la noche, me parece estar frente a un cuadro de Caspar David Friedrich que ha dejado la pintura al óleo. Ha cogido la cámara de video para volver a ponernos frente a una Naturaleza que al tiempo nos acoge y nos sobrepasa, como en su cuadro "Der Monk am Meer". Pero Jesús Olmo no es un pintor romántico del XIX, sino un video artista del XXI, y muestra una Naturaleza donde la Física ya no es solo newtoniana, sino cuántica. 


Sobre la lámina de agua del horizonte, lisa como un espejo, los seres humanos pescan, caminan, contemplan, corren, se reúnen o se alejan, siempre unidos a su reflejo.


web Jesús Olmo
Plato del día: Del 19 de enero al 21 de marzo 2012
martes a sábado, de 18 a 21 h.
web Galeria ARTlinavalero






2012/02/02

Pintar la vida cotidiana de un super héroe envejecido.















El pintor Andreas Englund dice que el humor puede ser el vehículo para transmitir ideas que de otro modo sería difícil transmitir. El humor libera sus pensamientos y sus ideas de ser pretenciosas, al tiempo que le abre puertas a caminos y ángulos nuevos.


Andreas Englund nació en Falun, Suecia, en 1974. Ahora vive y trabaja en Estocolmo.


Tal vez sea mi manera de verlo, pero el suyo me parece un humor melancólico. Sus escenas son de un realismo que no deja espacio a ninguna vana esperanza, son descorazonadoras, aunque su super héroe vuele por los aires como es debido, o reúna a un grupo de gente en una celebración. Los puntos de vista son contemporáneos, los hemos visto en las películas, los comic, la televisión, y tienen ángulos propios de una cámara de fotos o de cine, más que de una persona. Su pintura, basada en el dibujo, con trabajo preciso de pincel y escasa materia, me recuerda a la pintura de Mark Tansey, otro pintor que introduce el humor en sus cuadros de factura realista y decimonónica, creando un contraste muy atractivo entre lo que dice y cómo lo dice.
Este super héroe envejecido es tan humano como cualquiera de nosotros, podríamos encontrarlo en la cola del supermercado o en la sala de espera del dentista y eso nos hace vernos a nosotros mismos con una objetividad y una compasión muy instructivas.




web de Andreas Englund


2012/01/22

Pintura con P de Proust



El diminuto libro "Petit pan de mur jaune" recoge un fragmento de À la recherche du temps perdu de Marcel Proust. Le bastan esas pocas páginas para hacer una profunda reflexión sobre la pintura de Vermeer y lo que puede dar sentido a una vida. 




El libro es diminuto en tamaño y en número de páginas: sólo 57, incluyendo un extenso prólogo, por lo que el texto en sí solo son  unas 15 páginas, pero a Proust le caben en ellas los últimos años de vida de Bergotte. Un personaje en el que se ven rasgos autobiográficos ya que es un escritor con una delicada salud y una aguda capacidad de observación, que nos describe su proceso de creación literaria, así como su enfermedad y a los médicos que le tratan.


Finalmente, Bergotte agoniza en una sala de exposición donde ha acudido para ver el cuadro "Vista de Delft" de Vermeer, que creía conocer muy bien. Sin embargo, descubre al mirar en el cuadro un pequeño trozo de muro amarillo, que quizá ha malgastado sus últimos años porque no ha escrito con la misma laboriosidad que ha utilizado el pintor para la elaboración de las sucesivas capas de pintura. Porque no ha dedicado a su escritura la misma profunda atención con la que el pintor hace brillar la materia, en ese fragmento del cuadro, mediante una luz preciosa.


"Petit pan de mur jaune"
Marcel Proust
Ed. La Différence.

Essential Vermeer


2012/01/20

Bach, puntos, círculos y rayas.

Suite para violonchelo nº 1 de Bach. Preludio.


Baroque.me: J.S. Bach - Cello Suite No. 1 - Prelude from Alexander Chen on Vimeo.

Alexander Chen, programador informático, ha desarrollado una nueva manera de visualización musical

"La anotación musical clásica es conveniente y concisa pero, visualmente, no tiene ninguna relación con las características físicas del sonido. Por el contrario, la longitud de las cuerdas son una representación visual de las frecuencias que producen los sonidos.
Un arpa está construida a partir de la longitud de sus cuerdas, que se reducen cuanto más ascienden de tono. Esta pieza se comporta como un arpa imposible, ya que las cuerdas se transforman solas en las longitudes necesarias para cada sonido.
Calculé la longitud de las cuerdas usando afinación Pitagórica. Son matemáticas basadas en la fracción 2/3. Empecé con la cuerda más larga, dándole una longitud simbólica en pixels. Cuando se corta a 2/3 de su longitud, da una quinta parte. Si la cortas por 1/2, da un octavo. 3/4 de longitud, una cuarta parte. A partir de estos sencillos números, calculé las longitudes relativas de todas las notas de la pieza musical."

Web de Alexander Chen

2012/01/01

Ramón Gaya en Pestum


Ramón Gaya en el Palatino, 1958


Ramón Gaya (1910 - 2005) Pintor

PESTUM
Pobreza Divina




"En pocos lugares he sentido como aquí, en este mendrugo de lo griego, una emoción tan difícil, tan compleja, de solemnidad y mendicidad mezcladas. Aquellos templos me parecieron tres mendigos majestuosos, sabios (están construidos, como se sabe, con una piedra caliza llena de agujeros como una esponja endurecida o un rostro marcado por la viruela), y llegando a ellos desde Roma y lo romano –mi recorrido era ese-, me pareció que le pertenecían por completo a la cristiandad; comprendí entonces algo que ya sentía desde antes: que en lo griego hay mucho más cristianismo que en lo egipcio y lo romano, posiblemente por su absoluta falta de soberbia, de enemistad, de terquedad materialista; lo egipcio y lo romano son dos energías voluntariosas, empeñosas, hábiles, es decir, privadas de la Gracia, y por eso las veremos actuar siempre como si fueran dos ingenieros concienzudos, desconfiados. En lo griego hay una limpieza que vale lo que la pobreza en lo cristiano, que son, quizá, una misma cosa, una misma purificación. Lo egipcio y lo romano se producen, viven como enfrentándose a lo que pueda venir, imponiéndose a la Historia misma, mientras que lo griego no parece sospechar competencia alguna, y, salvo su incurable ideal de perfección, todo en lo griego nos resulta natural, sencillísimo. Lo chino, lo griego y lo cristiano parecen fragmentos de una misma línea central, recta infinita, una línea que no es otra cosa que espíritu, más aún, alma sola, el Alma. Lo griego –como lo chino y lo cristiano- está siempre lleno de creencia, de trascendencia, de fatalidad –sí, de fatalidad, y por lo tanto, claro es, de salvación-; lo griego quiere perdurar y no, como Egipto y Roma, durar simplemente. Lo chino, lo griego y lo cristiano quieren perdurar porque perdurar es un sentimiento, mientras que durar no es más que un propósito. Ante aquellos templos de color pan, oro pan, caí en la cuenta de que todo cuanto los historiadores de arte han creído ver en lo griego de perfección estética, de perfección estilística, no es más, en realidad, que ascetismo, pobreza divina."

Ramón Gaya. Italia 1953.


El Coliseo, Roma, 1956.
Pintura de Ramón Gaya.


web de Ramón Gaya
blog sobre Ramón Gaya
Ramon Gaya en wikipedia


Ramón Gaya en Firenze, 1959
Gracias a Ulises Cortés, por el texto de Ramón Gaya.
web de Ulises Cortés


fotografias de Pestum: Rolf Gross

2011/12/12

Antonio López, conferencia en la Facultad de Bellas Artes de Barcelona

Antonio López, pintor.
Fotografía: UNAV


''No me interesa la pintura técnicamente excelente pero sin contenido.
Crecí en Tomelloso, un pequeño pueblo de la Mancha. Yo iba a ser oficinista o algún trabajo así, no estaba previsto que fuera a la Universidad y que fuera médico o arquitecto, mi familia era muy humilde. Nada en mi ambiente anunciaba que me dedicaría a esto. Tenía un tío pintor que venía a visitarnos de vez en cuando, Antonio López Torres, un pintor que ahora considero excelente. Cuando yo tenía doce años, durante el verano, de pronto, me fascinó verle pintar las notas que hacía del natural y dejé de jugar a fútbol con mis amigos, para ir con él y copiar los cuadros que él hacía. También empecé a copiar unas láminas de unas revistas de mi abuelo, unos grabados de los que yo copiaba las líneas con lápiz y conseguía una copia fiel. Se vió que tenía una facilidad para el dibujo, y llegó un momento que mi tío me cogió de la mano y dijo que tenía que seguir el aprendizaje. Por eso fui a Bellas Artes, a San Fernando, en Madrid.


Yo sabía copiar muy bien y creía que lo tenía muy fácil. A los tres años de Bellas Artes, con el trato con chicos mayores que yo, tuve la certeza de que pintar era algo más que eso. A los 15, 16 años, no sabía qué hacer con la técnica que yo tenía. Recuerdo que el verano del 52 dibujé y pinté mucho, pero fue realmente angustioso, porque creía que no tenia nada que decir. Pero entonces descubrí que había unos elementos que me interesaban. De la inmensidad que es el mundo real, hice una selección porque noté que me identificaba con ellos y ahí estuvo mi salvación. Noté algo decisivo, que es tener algo que decir. 


La pérdida que se produce de ciertos lenguajes de la figuración, yo no le doy importancia a eso. Lo importante es transmitir algo con la pintura, decir algo que sea inteligible, estar en el medio donde lo que dices pueda ser entendido. Desde mi etapa de formación tuve el instinto de rodearme de unas personas que te acompañan en un camino tan largo, que te ayudan, te acompañan, te enseñan. Más que en el Museo del Prado, o con los libros de Picasso, de Matisse o de Henry Moore, porque entonces no había las exposiciones que hay ahora, yo me hice con esas personas. Personas que me han acompañado muchos años, algunas hasta hoy, otras ya han muerto.


Lo que hagas tiene que estar habitado por algo emocional fuerte. Los artistas estamos en manos de las personas que nos apoyan. A veces lo hemos estado demasiado, hemos pactado con los gustos de la época, por agradar. Hay mucha trampa en relación con la habilidad técnica y también en simular emoción. Es necesario saber si la obra tiene peso y es verdadero. Cuando se consigue, ofreces a los demás y a ti mismo.


La escultura para mi es menos dificultosa que la pintura, que es sumamente laberíntica.Yo aprendí poco de la escultura que vi en el Prado, pero en el Casón del Buen Retiro había reproducciones en yeso de toda la historia de la escultura. Ahí es donde voy a serenarme, cuando necesito encontrar calma. Hay un libro muy bueno, "El retrato de Giacometti", que escribió el modelo al que Giacometti hacia el retrato y que recoge las sesiones, los comentarios que hacia, las situaciones que ocurrían. Estoy muy cercano a Giacometti. No puede trabajar sin el modelo. No hacia nada si el modelo no estaba delante, en cuanto se iba dejaba de trabajar hasta que volvía. Limitación, dificultad y riqueza que te da el mundo real.


Hay momentos de la historia en que surge una pintura que gusta más que la verdad. En esos momentos tal vez había demasiadas batallas, demasiadas enfermedades y desgracias. Querían unas señoras desnudas que bailan, rodeadas de amorcillos, es el arte escapista. Hay un bodegón de Zurbarán, que no se puede decir más con menos: una jarra con agua y un platito en el que hay una rosa. Ahí está el mundo. Y eso no lo hacía Poussin, que no trabajaba de la realidad.


PREGUNTAS DEL PÚBLICO, ALUMNOS Y PROFESORES DE LA FACULTAD.


Alumno:
_. En esta Facultad no se pueden usar los talleres fuera de las horas de clase. ¿Qué opina de esto?
_. En mi época no se hacía otra cosa más que pintar. Pintamos muchas caras y pies y culos. Eso no salvó al que no se tenía que salvar.


(...) Es la mafia de la mediocridad, que se cuela por todas partes. Hay que volar por encima de eso y salvarse. Tú sálvate. De todos modos, si hoy tuviera un nieto que quisiera aprender le diría: ve a Bellas Artes, estate entre los demás, haciendo el recorrido de los primeros años. Nosotros no les hacíamos caso a nuestros profesores. Y eran muy buenos pintores y escultores, de los que hubiéramos podido aprender mucho. Pero estaban resentidos, y una persona amargada no puede llevarte de la mano a enseñarte.
La técnica necesaria, en un año la adquieres. Lo difícil es formarte, iniciarte en un recorrido, que esté en armonía con lo que eres, que llene tu vida.


(...) Dices que la figuración (la pintura figurativa en relación a otros estilos artísticos considerados más contemporáneos: abstracción, video, instalación, etc) no tiene el apoyo que se merece. La figuración, como la Derecha, está pagando siglos de abuso. Creo que artistas como Hopper, como Henry Moore,... aportan algo imprescindible a la totalidad del arte contemporáneo.


(...) El quid está en saber lo que tienes que hacer. Muchos jóvenes me preguntan, ¿qué hago ahora?
El vínculo con el mundo real te va generando un camino. La fotografía (pintar a partir de fotografías) rompe el vínculo con el mundo real.


(...) A mí pintar me mejora la vida. Cuando pinto estoy mejor de la espalda, mejor de la cabeza... Yo quiero pintar.


(...) Hay dos realidades, la realidad objetiva y la realidad subjetiva. Las cuevas de Altamira es pintura realista, pero no está hecho de la realidad: el pintor no tenía un bisonte dentro de la cueva posando para él mientras lo pintaba. Un cuadro de El Bosco no está hecho de la realidad. Recuerdo haber visto la exposición "El retrato y la máscara", y recuerdo los cuadros de Stanley Spencer. Unos copiados de la realidad, como un retrato de una mujer con una falda de tablas, que es un tema bastante banal, pero él lo había hecho de tal modo que sólo podía ser así. Otros cuadros son místicos, pinta experiencias, que eso no lo puedes tener delante para pintarlos. Son dos formas de trabajo en el mundo real: proporcionar una historia o dar una forma literal.


_. (...) Soy una alumna que para aprender estoy copiando cuadros, pero eso no está bien visto porque no es original.
_. Yo hablaría de autenticidad más que de originalidad. (...) El crear de modo que sea una ayuda para los demás. Creo en el contenido secreto de las cosas. No siempre aparece lo mejor de una manera inmediata. (...) Lo primero es hacer algo que tenga veracidad y autenticidad. Después surgen personas que ayudan.


_. ¿Cómo debe utilizar el pintor las nuevas tecnologías?
_. Son una herramienta más. No ha cambiado nada, está nuestro cerebro, nuestra mirada y un impulso que nos lleva a hacer algo. El pintor siempre se ha sabido adaptar. Los nuevos procedimientos han creado nuevos lenguajes. (...) Para mí la dificultad es encontrar modelos y encontrar fuerza para realizar una obra que va a necesitar toda mi energía. 


(...) He tenido un problema en un ojo y no se acoplaban. Lo maravilloso es que se acople lo que vemos y lo que somos.


(...) Yo no hablaría de las dificultades, sino de los logros.


(...) Todo se hace para que digas algo que sólo puedes decir tú.


(...) Los niños que he hecho (en pintura o escultura) los he tenido cerca: primero mis hermanas, después mis hijas, ahora mis nietos. Yo trabajo con cosas que amo. No puedo trabajar con cosas que no me importan, eso me destruiría.


_. ¿Cómo se enfrenta al lienzo en blanco?
_. Llevo varios cuadros en marcha a la vez. No conozco la angustia del lienzo en blanco. Eso es una etapa, el cuadro es como un iceberg, hay mucho trabajo preparatorio que no se ve. Cuando llego al lienzo en blanco tengo ganas de pintarlo.


_. Como docente ¿qué les diría a sus discípulos?
_. Cada cual ha de contar sus propias historias. ¿Qué es lo que más amas? ¿Qué es lo que más odias? Ten más respeto a lo que tú sientes y confía. Sin violentar nada. Yo he copiado también a Picasso y he aprendido de otros. Si lees libros, si ves películas, te van haciendo luz. (...) En los talleres que hago, los alumnos trabajan con la realidad y ahí sale su verdad, aunque muchas veces no se den cuenta. Después, vuelven a su estudio, y a su cárcel.


(...) De la realidad a mí me interesa pintar lo que permanece, lo que mañana cuando vuelva seguirá estando ahí."