Hace unos años pinté el hermoso esqueleto de un erizo de mar. Era un cuadro pequeño, óleo sobre madera de 23 x 23 cm, que formaba con otros dos el tríptico "Vegetal, animal, mineral". El vegetal era una enorme semilla que un amigo trajo de las islas Andaman, y el mineral una piedra granítica que al tenerla en la mano me daba la impresión de ver un islote rocoso a vista de pájaro.
Durante mis paseos a veces recojo piedras, hojas, ramas, plumas, que me llaman la atención y los dejo en el estudio. Poco a poco han terminado mezclándose unos cuadros dejados encima de una mesa y algunos objetos encontrados.
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