De los editores
El verano de 2005, la revista Art on Paper publicó un número especial titulado “Cartas a un joven artista”. Inspirado en las “Cartas a un joven poeta” de Rainer Maria Rilke, incluía una colección de doce cartas escritas por reconocidos artistas en respuesta a la carta de un ficticio “joven artista”.
Este libro, que incluye veintitrés cartas, amplía esta idea y proporciona un abanico mayor de opiniones y palabras sabias, a menudo sorprendentes, de muchos de los artistas más reverenciados hoy en día. Hemos leído estas cartas muchas veces y siguen emocionándonos, incitando nuestra curiosidad y enriqueciendo nuestra comprensión de lo mejor del mundo del arte y de las interioridades del trabajo de una mente creativa. Como en el caso de Rilke, los consejos que ofrecen estas cartas trascienden la disciplina del arte: son lecciones de vida.
Publicamos este libro en un formato pequeño, de bolsillo, para animar a llevarlo encima -usándolo como inspiración cuando sea necesario– y para facilitar pasarlo a los amigos. Cai Guo-Qiang, que creció en China, se refiere a él humorísticamente como el “pequeño libro verde” asociándolo, al menos en el formato, al pequeño libro rojo de Mao.
Una última nota: la carta original del joven artista no está publicada. Sin embargo, conforme vaya leyendo encontrará ideas recurrentes que le ayudarán a reconstruirla a su manera.
Peter Nesbett, Shelly Bancroft, Sarah Andress
Editores de la primera edición norteamericana.
NOTA DEL JOVEN ARTISTA AL LECTOR
Hace dieciocho meses me gradué en una Escuela de Arte y me mudé a Nueva York desde la costa Oeste. Estaba emocionado ante la posibilidad de vivir y crear en la ciudad que muchos siguen considerando el centro mundial del arte contemporáneo. Los museos, las galerías, las salas de exposiciones institucionales, los clubs de música: una comunidad de colegas. Recuerdo la euforia que sentí al llegar, durmiendo en el sofá de un amigo mientras buscaba mi primer apartamento.
Parece que fue hace mucho tiempo. Desde entonces me he visto abrumado por el desafío de llegar a fin de mes. Cuando no estoy en el trabajo -donde paso la mayor parte del tiempo- estoy viendo exposiciones o encerrado en mi habitación intentando crear mis obras.
En dos palabras, he pasado mucho tiempo sólo en una ciudad atiborrada de gente. Los pocos amigos que he hecho son artistas, muchos de ellos ya están exponiendo y vendiendo sus obras. Yo no, aunque he tenido la oportunidad de hacerlo. Llamadme purista, pero creo que es importante que los artistas desarrollemos un sentido auténtico de nosotros mismos antes de exponer, para que no nos tiente o nos contamine una intención comercial. Estoy en desacuerdo con muchos aspectos del mercado del arte que en estos momentos parece estar regido por la moda y la codicia.
Como sentía la necesidad de conectar con alguien que ya hubiera pasado por lo que estoy viviendo, decidí escribir una carta a un artista establecido cuyo trabajo admiro profundamente. Sólo el proceso de escribir la carta ya fue terapéutico y en realidad no esperaba recibir una respuesta. Pero varias semanas después llegó una respuesta. Estaba más que sorprendido. Al leerla me sentí lleno de confianza y energía y entusiasmado con la colaboración.
Empecé a escribir a otros artistas, uno a uno, seleccionando aquellos que parecían haber desarrollado sus carreras con pasión e integridad. Cada respuesta me daba valor para escribir de nuevo y, al cabo de un tiempo, había acumulado casi dos docenas de cartas de artistas de Estados Unidos y del resto del mundo. Las cartas me hicieron enfrentarme a mí mismo, cuestionarme mis miedos, ambiciones, prejuicios y suposiciones.
Estas cartas las comparto aquí exactamente como las recibí, con la esperanza de que sean tan valiosas para ti como lo han sido para mi.
Gregory Amenoff
Querido Joven Artista,
Gracias por tu lúcida carta. Envidio tu edad y tu caligrafía... no hay nada que pueda hacer respecto a la primera o la segunda, así que ahí va mi respuesta mecanografiada. Más que envolver mi respuesta en términos poéticos, he elaborado una lista de cosas que quizá quieras recordar mientras sigues el camino elegido de las artes visuales. Mientras la lees, imagíname ¡gritándotelas!
Primera y más importante, debes recordar que LOS ARTISTAS DIRIGEN LA ORQUESTA. Es fácil olvidarlo. A veces nos sentimos el último mono (el artista como víctima). Cuando un/una artista está en su estudio trabajando en un cierto aislamiento y produciendo objetos a partir de su imaginación, no hay nada de lo que llamamos el mundo del arte; no hay críticos, comisarios, historiadores del arte, o departamentos de historia del arte, no hay museos ni libros o librerías de arte y tampoco galerías de arte. Todo el tinglado se construye sobre un hecho central: el acto creativo en el estudio. No quiero ser arrogante, es la simple verdad. No sé si somos el plancton o la ballena, pero sé que somos indispensables.
Dicho esto, HAZ DE TU ESTUDIO TU SANTUARIO. No te hagas ilusiones... el negocio del arte, a pesar de las pretensiones que envuelven a los “productos culturales” tiene más en común con los negocios que con el arte. Cuando tu obra sale del estudio y entra en el mundo, cambia su carácter. No es necesario consultar a un marxista para saber que el arte es un artículo de lujo. Aprendes a vivir con este hecho (y encuentras maneras de justificarlo) pero en el estudio las cosas son diferentes. Dentro de ese espacio creas y te arriesgas, destruyes y creas de nuevo. Si espiritualmente el mercado encuentra el acceso al estudio, abdicas de tu poder principal. Mantén tu estudio libre de asuntos del mercado. Puede que tengas que bailar con los lobos, pero puedes mantenerlos al otro lado de la puerta.
Hablando de trabajar en el estudio NO TEMAS HACER TONTERIAS EN EL ESTUDIO. Los artistas no pueden ir más allá de lo familiar y convencional sin arriesgarse a hacer el ridículo. No tendríamos el último trabajo de Guston si, conscientemente, no se hubiera atrevido a hacer tonterías.
Una rápida: MANTENTE ALEJADO DE LAS FERIAS DE ARTE. En vez de eso, ve a un museo y quédate un rato en un ala de arte antiguo. Saldrás rejuvenecido, no desmoralizado.
APOYA A TUS COLEGAS ARTISTAS COMO ELLOS TE APOYAN A TI. Tu mejor comunidad es tu grupo de colegas artistas. Las inauguraciones son ocasiones excelentes en las que los artistas se encuentran para animarse los unos a los otros. Sin duda sirven para ampliar tu red de contactos, pero sobre todo para ampliar tu comunidad más allá del estudio. Vivimos en un país donde la cultura está marginada... mayor razón para apoyar nuestros esfuerzos. Artistas como Joan Mitchell, Adolph Gottlieb, Robert Mapplethorpe y Andy Warhol crearon fundaciones para ayudar a otros artistas a perpetuidad. ¡Qué buen testamento el de su generosidad!
LEE BIOGRAFIAS DE ARTISTAS. Las vidas de otros artistas pueden hacerte ver otras maneras de enfocar tu vida como artista, y esos escritos también pueden ayudarte a ver más allá de las circunstancias concretas de nuestra época.
Es fantástico hacer muchas exposiciones y vender mucha obra, pero esto sólo no te llenará. Como dijo el difunto y sabio pintor Harvey Quaytman, “VIVIR DEL ARTE ES UNA CARRERA DE LARGA DISTANCIA, NO UN SPRINT”. ¿Puedes imaginar una vida rica creativamente más allá de los convencionalismos de fama y triunfo económico? Si empiezas a contestarte esta pregunta mientras eres joven, te mantendrás erguido cuando llegues a la mitad o al final de tu carrera.
Te deseo lo mejor,
Gregory Amenoff
Nueva York