2011/12/12

Antonio López, conferencia en la Facultad de Bellas Artes de Barcelona

Antonio López, pintor.
Fotografía: UNAV


''No me interesa la pintura técnicamente excelente pero sin contenido.
Crecí en Tomelloso, un pequeño pueblo de la Mancha. Yo iba a ser oficinista o algún trabajo así, no estaba previsto que fuera a la Universidad y que fuera médico o arquitecto, mi familia era muy humilde. Nada en mi ambiente anunciaba que me dedicaría a esto. Tenía un tío pintor que venía a visitarnos de vez en cuando, Antonio López Torres, un pintor que ahora considero excelente. Cuando yo tenía doce años, durante el verano, de pronto, me fascinó verle pintar las notas que hacía del natural y dejé de jugar a fútbol con mis amigos, para ir con él y copiar los cuadros que él hacía. También empecé a copiar unas láminas de unas revistas de mi abuelo, unos grabados de los que yo copiaba las líneas con lápiz y conseguía una copia fiel. Se vió que tenía una facilidad para el dibujo, y llegó un momento que mi tío me cogió de la mano y dijo que tenía que seguir el aprendizaje. Por eso fui a Bellas Artes, a San Fernando, en Madrid.


Yo sabía copiar muy bien y creía que lo tenía muy fácil. A los tres años de Bellas Artes, con el trato con chicos mayores que yo, tuve la certeza de que pintar era algo más que eso. A los 15, 16 años, no sabía qué hacer con la técnica que yo tenía. Recuerdo que el verano del 52 dibujé y pinté mucho, pero fue realmente angustioso, porque creía que no tenia nada que decir. Pero entonces descubrí que había unos elementos que me interesaban. De la inmensidad que es el mundo real, hice una selección porque noté que me identificaba con ellos y ahí estuvo mi salvación. Noté algo decisivo, que es tener algo que decir. 


La pérdida que se produce de ciertos lenguajes de la figuración, yo no le doy importancia a eso. Lo importante es transmitir algo con la pintura, decir algo que sea inteligible, estar en el medio donde lo que dices pueda ser entendido. Desde mi etapa de formación tuve el instinto de rodearme de unas personas que te acompañan en un camino tan largo, que te ayudan, te acompañan, te enseñan. Más que en el Museo del Prado, o con los libros de Picasso, de Matisse o de Henry Moore, porque entonces no había las exposiciones que hay ahora, yo me hice con esas personas. Personas que me han acompañado muchos años, algunas hasta hoy, otras ya han muerto.


Lo que hagas tiene que estar habitado por algo emocional fuerte. Los artistas estamos en manos de las personas que nos apoyan. A veces lo hemos estado demasiado, hemos pactado con los gustos de la época, por agradar. Hay mucha trampa en relación con la habilidad técnica y también en simular emoción. Es necesario saber si la obra tiene peso y es verdadero. Cuando se consigue, ofreces a los demás y a ti mismo.


La escultura para mi es menos dificultosa que la pintura, que es sumamente laberíntica.Yo aprendí poco de la escultura que vi en el Prado, pero en el Casón del Buen Retiro había reproducciones en yeso de toda la historia de la escultura. Ahí es donde voy a serenarme, cuando necesito encontrar calma. Hay un libro muy bueno, "El retrato de Giacometti", que escribió el modelo al que Giacometti hacia el retrato y que recoge las sesiones, los comentarios que hacia, las situaciones que ocurrían. Estoy muy cercano a Giacometti. No puede trabajar sin el modelo. No hacia nada si el modelo no estaba delante, en cuanto se iba dejaba de trabajar hasta que volvía. Limitación, dificultad y riqueza que te da el mundo real.


Hay momentos de la historia en que surge una pintura que gusta más que la verdad. En esos momentos tal vez había demasiadas batallas, demasiadas enfermedades y desgracias. Querían unas señoras desnudas que bailan, rodeadas de amorcillos, es el arte escapista. Hay un bodegón de Zurbarán, que no se puede decir más con menos: una jarra con agua y un platito en el que hay una rosa. Ahí está el mundo. Y eso no lo hacía Poussin, que no trabajaba de la realidad.


PREGUNTAS DEL PÚBLICO, ALUMNOS Y PROFESORES DE LA FACULTAD.


Alumno:
_. En esta Facultad no se pueden usar los talleres fuera de las horas de clase. ¿Qué opina de esto?
_. En mi época no se hacía otra cosa más que pintar. Pintamos muchas caras y pies y culos. Eso no salvó al que no se tenía que salvar.


(...) Es la mafia de la mediocridad, que se cuela por todas partes. Hay que volar por encima de eso y salvarse. Tú sálvate. De todos modos, si hoy tuviera un nieto que quisiera aprender le diría: ve a Bellas Artes, estate entre los demás, haciendo el recorrido de los primeros años. Nosotros no les hacíamos caso a nuestros profesores. Y eran muy buenos pintores y escultores, de los que hubiéramos podido aprender mucho. Pero estaban resentidos, y una persona amargada no puede llevarte de la mano a enseñarte.
La técnica necesaria, en un año la adquieres. Lo difícil es formarte, iniciarte en un recorrido, que esté en armonía con lo que eres, que llene tu vida.


(...) Dices que la figuración (la pintura figurativa en relación a otros estilos artísticos considerados más contemporáneos: abstracción, video, instalación, etc) no tiene el apoyo que se merece. La figuración, como la Derecha, está pagando siglos de abuso. Creo que artistas como Hopper, como Henry Moore,... aportan algo imprescindible a la totalidad del arte contemporáneo.


(...) El quid está en saber lo que tienes que hacer. Muchos jóvenes me preguntan, ¿qué hago ahora?
El vínculo con el mundo real te va generando un camino. La fotografía (pintar a partir de fotografías) rompe el vínculo con el mundo real.


(...) A mí pintar me mejora la vida. Cuando pinto estoy mejor de la espalda, mejor de la cabeza... Yo quiero pintar.


(...) Hay dos realidades, la realidad objetiva y la realidad subjetiva. Las cuevas de Altamira es pintura realista, pero no está hecho de la realidad: el pintor no tenía un bisonte dentro de la cueva posando para él mientras lo pintaba. Un cuadro de El Bosco no está hecho de la realidad. Recuerdo haber visto la exposición "El retrato y la máscara", y recuerdo los cuadros de Stanley Spencer. Unos copiados de la realidad, como un retrato de una mujer con una falda de tablas, que es un tema bastante banal, pero él lo había hecho de tal modo que sólo podía ser así. Otros cuadros son místicos, pinta experiencias, que eso no lo puedes tener delante para pintarlos. Son dos formas de trabajo en el mundo real: proporcionar una historia o dar una forma literal.


_. (...) Soy una alumna que para aprender estoy copiando cuadros, pero eso no está bien visto porque no es original.
_. Yo hablaría de autenticidad más que de originalidad. (...) El crear de modo que sea una ayuda para los demás. Creo en el contenido secreto de las cosas. No siempre aparece lo mejor de una manera inmediata. (...) Lo primero es hacer algo que tenga veracidad y autenticidad. Después surgen personas que ayudan.


_. ¿Cómo debe utilizar el pintor las nuevas tecnologías?
_. Son una herramienta más. No ha cambiado nada, está nuestro cerebro, nuestra mirada y un impulso que nos lleva a hacer algo. El pintor siempre se ha sabido adaptar. Los nuevos procedimientos han creado nuevos lenguajes. (...) Para mí la dificultad es encontrar modelos y encontrar fuerza para realizar una obra que va a necesitar toda mi energía. 


(...) He tenido un problema en un ojo y no se acoplaban. Lo maravilloso es que se acople lo que vemos y lo que somos.


(...) Yo no hablaría de las dificultades, sino de los logros.


(...) Todo se hace para que digas algo que sólo puedes decir tú.


(...) Los niños que he hecho (en pintura o escultura) los he tenido cerca: primero mis hermanas, después mis hijas, ahora mis nietos. Yo trabajo con cosas que amo. No puedo trabajar con cosas que no me importan, eso me destruiría.


_. ¿Cómo se enfrenta al lienzo en blanco?
_. Llevo varios cuadros en marcha a la vez. No conozco la angustia del lienzo en blanco. Eso es una etapa, el cuadro es como un iceberg, hay mucho trabajo preparatorio que no se ve. Cuando llego al lienzo en blanco tengo ganas de pintarlo.


_. Como docente ¿qué les diría a sus discípulos?
_. Cada cual ha de contar sus propias historias. ¿Qué es lo que más amas? ¿Qué es lo que más odias? Ten más respeto a lo que tú sientes y confía. Sin violentar nada. Yo he copiado también a Picasso y he aprendido de otros. Si lees libros, si ves películas, te van haciendo luz. (...) En los talleres que hago, los alumnos trabajan con la realidad y ahí sale su verdad, aunque muchas veces no se den cuenta. Después, vuelven a su estudio, y a su cárcel.


(...) De la realidad a mí me interesa pintar lo que permanece, lo que mañana cuando vuelva seguirá estando ahí."